En estos últimos días, debido a una discusión encarnizada
con mi Amor, que siempre comienza por una pavada; pero a medida desenfundamos
viejas facturas y lanzamos sentencias en caliente, típico en una pelea de
enemigos íntimos, quedó en modo suspensión toda palabra de cariño entre
nosotros. Es un clima agrio e imposible describir con palabras, porque cuando
Yanet se pone en pose de guerra, es en su totalidad atemorizante; es verbal,
gestual y acción acelerada en todos sus movimientos!. Un pequeño roce
involuntario causado por el escaso espacio en nuestro hogar comprimido por
cinco ocupantes, reacciona con gestos similares a levantar escudo y pesada
espada de metro y medio!.
_Me golpeaste el brazo?.
_Fue sin querer Negra, no te vi venir!.
_No me provoques, si querés terminar bien el día!.
Aunque suene amenaza violenta, sé que no disparará un golpe;
Ella apelará al uso de algo más doloroso que una cachetada, me quitará
privilegios sumados a la incertidumbre de no encontrarla en casa cuando regrese
de mi trabajo diario!. Eso duele más que una herida abierta, que un golpe con
moretones; sabe por dónde y cómo sangro, pues tiene bien medido su valor en mi
vida y se aprovecha de eso. Imposible saber cuanto durará su ira, puede ser
hasta una semana, o por esas vueltas del destino que necesitando algún favor,
con astucia femenina busque provocar e incitar a todas mis hormonas, para
lograr arrodillarme a su par de piernas!.
_No es demasiada corta esa pollera?.
_Tengo piernas para mostrar!, que te molesta?, si vos ya ni
me miras!.
_Ja!, no te miro por miedo a que me muerdas!.
_Andá!, hace días que ni una caricia me haces!.
Y ahí está mi incertidumbre!;
puede ser que determinó un alto el fuego y no me enteré, como también puede que
me esté echando Falta Envido ó mandándose a la pesca con un pobre tipo dominado
por una mujer, sin piedad por el sexo opuesto!.
A veces, cuando por algún
compromiso social (exclusivo para la Señora), quedo solo en casa reparando o
construyendo algo, me pongo a meditar sobre nuestra relación matrimonial; hay
días que arribo a verdaderas y angustiantes revelaciones: que sería mi vida sin
Ella?; sin su cáliz de vida que parió a nuestros tres hijos?; el solo pensar
perderla por un exceso, mantiene todos mis bajos instintos bien guardados!.
Puedo afrontar miles de incertidumbres, pero perderla por soberbia, machismo o
prejuicio, sería mi Armagedón. Sus piernas son mi debilidad, mi Maná caído del
cielo, pero cargan muchos secretos; varios de estos los esgrime en extorsión,
dejando bien claro que no soy su dueño y debo luchar día a día para
merecerlas!.
Puedo alegar como descargo, que nunca busque meretriz alguna para
saciar mis necesidades masculinas; no por cuestiones de discriminación o
prejuicios, solo por principios simples: no justifico el sexo sin admiración o
deseos puros por mi pareja; tampoco tiene valor alguno mi fidelidad, Ella
insiste que le soy fiel tan solo por miedo a pescarme S.I.D.A.; pero de ahí a
validar que nunca pagué por sexo?; no, nada es gratis en esta vida!, y por ese
par de piernas llenas de secretos, le vendí mi alma al Diablo!. Es más,
aplicando la operación matemática: si en los años de relación sentimental sumo
todo lo que llevo sacrificado, en tiempo, dinero, sangre, sudor y litros de lágrimas;
divido por la cantidad de ocasiones en que acordamos sexo explícito consensuado,
arroja como resultado indiscutible: resulté favorecido, con el más caro del
mundo!.