La Voz de Dios. 19/05/1973

Mi amigo el Bicho, había escuchado por Radio Continental, en el programa Confluencia, que Vox Dei estaba de gira por Santa Fe y presentaba su nuevo trabajo; nos enteramos por un afiche, de su actuación al boliche Maranhao en Casilda, tan solo 50 kilómetros de nuestro pueblo. Rápidamente surgió la iniciativa en la Sede de Independiente, de parte del Negro:
_Vamos Paco?. _Si no aprovechamos que vienen acá cerca!.
_Y en que vamos Negro?.
_A dedo boludo!, en que vamos a ir?.
_Uh, pero tenemos que salir de día!.
_Ah, no seas cagón Paco, si van un montón al boliche!, alguien nos va a levantar. No estaba muy convencido, pero la emoción de ver a mis ídolos en vivo era muy fuerte; ya hace unos años que me siento identificado con Ricardo, trato de imitarlo en la ropa, el corte de pelo, ya que con la guitarra criolla no puedo imitar sus punteos!, igual ya saqué Detrás del Vidrio y me sale igualita. Ese sábado pintó muy frio desde la tarde; nublado, baja temperatura y un vientito sur que filtraba atemorizante; me vestí con lo mas grueso que tenía, por lo cual mi única campera de jeans entallada, no me entraba!, resignado a cagarme de frio haciendo dedo por la ruta, pase por la casa del Negro de donde salíamos juntos. Cuando su madre se enteró donde íbamos y en que íbamos, puso el grito en el cielo!.
_Pero ustedes están locos!, con el frio que hace, se van a enfermar!. Vos Raul no te vas desabrigado, ponete el gamulán de cuero. El Negro encogió sus hombros, no le gustaba el gamulán, decía que no era muy rockero; igual sabía que si no salíamos de su casa abrigados, no salíamos!. _Vos Paco no tenés algo mas abrigado?.
_No Señora, la única campera que tengo no me entra con tanta ropa!. _Ay querido, tu mamá que dijo?. Era imposible explicarle que mi Santa Madre ignoraba todo, y le había mentido sobre mis intenciones de viaje. _No, me dio una camiseta de frisa, calzoncillos largos, camisa frisada y con el pullover con polera no voy a tener frio!.
_Pero te vas a morir de frio; tengo un pocho santiagueño que uso como cubrecamas, lo querés?. Quedé pensativo, no tenía ni idea que era lo santiagueño del poncho; cuando lo trajo, me gustó, tenía colores de los que me gustan, no muy llamativos y realmente era abrigado!.
_Si usted no tiene problemas en prestármelo?.
_Pero no querido, después me lo devolves, yo no lo estoy usando ahora. Así que salimos con el Negro, contentos porque habíamos conformado a su madre, solo unas tres cuadras quedaba la curva por la ruta, donde nos paramos a hacer dedo. No esperamos ni 20 minutos y paró un conocido ante el dedo levantado del Negro. _Ah!, son ustedes, que haces con un poncho Paco?, adonde vas así vestido?. Ahí nomas me di cuenta que mi vestimenta era llamativa, no se bien porqué?, talvez fuera de moda?, pero ya ensayaba mi respuesta rápida:
_Por lo calentito!, no sabés!. Y realmente lo era, grueso, pesado, creo que hasta era impermeable; pero no era la moda de ese momento, nosotros queríamos vernos como rockeros, con camperas de cuero negro, tachas en las mangas, jeans chupines. Ni bien bajamos y comenzamos a caminar rumbo al boliche por las cuatro plazas, empecé a escuchar gritos de casi todos los tipos y algunas mujeres también.
_Donde cantas Rimoldi Fraga!. Era un folklorista de época anterior, que comenzó cantando vestido con poncho; fue lo mas suave que me gritaban. Llegue a escuchar:
_Flaco Mariposón!. Cuando en realidad no tenía sentido, no me cerraba; que diablos tenia el poncho que molestaba tanto?. Primero el Negro se reía de mí, tapándose la boca con una mano y señalándome con la otra; pero cuando los gritos insultantes fueron subiendo, se asustó también. En la entrada, quien cobraba, cuando me vio frunció el ceño como tratando de entender lo que veía; soltó una sonrisa y mirándome a los ojos dijo:
_Un poncho, que haces con un poncho acá?. Al entrar, sentía todas las miradas; alguno me señalaban y reían; otros me seguían con la mirada como asombrados; en mi vida me sentí tan acorralado, igual seguí caminando y fingiendo aires de superado, que no se de donde me salía tanto valor; igual me quedé cerca del escenario como para estar bien ubicado al empezar el recital. Hasta se acercó un pibe de mi edad pidiéndome un favor!; primero pensé que venia pesada la cargada, pero lo dejé hablar y no era tan mala la jugada.
_Che flaco, me tenés que hacer una gauchada!; esas dos pibas que nos están mirando, la mas petisa salió conmigo, pero yo quiero encararme a la otra que es la prima; así que vamos juntos, que seguro la petisa acepta bailar con vos. Nos acercamos, me presentó como su amigo de la infancia, que vivía en otro pueblo y así fue; bailamos, conversamos con la petisa sentados en una barra e improvisaba cuando preguntaba algo del pibe, del cual no tenía ni siquiera el nombre!. También nos encontramos con la hermana del Tato, un pibe de nuestra edad que se habían ido a vivir a Casilda; la que también cargó conmigo:
_Paco, nunca te imaginé vestido tan provocativo!. Y repetía a cada injuria:
_Que tiene de malo el poncho?. Pero así fue toda la noche, hasta que subieron mis ídolos al escenario!. Ni se presentaron, arrancaron con Génesis, Jeremías Pies de Plomo, Presente, casi todos los clásicos que sabíamos de memoria; obvio que cantaba todas sus canciones a viva voz, tanto que a veces los que estaban a mi alrededor me miraban raro!; hice silencio cuando presentaron cuatro de las nuevas; nunca las había escuchado, solo aplaudía y a los gritos al finalizar cada canción. Era la primera ves que los veía en vivo, y sonaban como en el disco de vinilo, perfecto, afinado; Ricardo con muy buena vocalización, nos deleitaba con sus letras de protesta, cargados con gritos desgarradores en un tono tan alto, que nosotros llegábamos solo haciendo falsete; todo un verdadero ícono del rock argentino de los 70; cuando pedimos otra!, nos regaló la mejor versión de Ritmo y Blues con armónica, sacándole sonidos impresionantes a su armónica diatónica con trémolo. Ni bien terminó el recital, salimos apurados con el Negro, para saludarlos a la salida del boliche; esperamos un rato afuera, vemos salir a su representante y le pedimos si podíamos hablar con ellos!. Les hizo una seña y se acercaron Willy y Rubén, los felicitamos y agradecimos el gran recital que habían dado; ellos agradeciendo no dejaban de mirar mi poncho; Willy dijo:
_Que bueno está el poncho santiagueño!. Si!, por fin alguien que entendía de vestimenta, además de ser uno de mis ídolos, no lo veía provocativo!. Vemos salir a Ricardo, que imposibilitado para caminar, lo ayudaban dos plomos a subir a la camioneta; lo sentaron al lado de la ventanilla, y con ojos cerrados, supongo que durmiendo; solo mucho tiempo después leí en una revista, que su salida del escenario eran así siempre!, y más lo admiraba, como era posible cantar de memoria, tan afinado, en ese estado; todo un genio!. Nos volvimos a buscar alguien para regresar a nuestro pueblo; me seguían gritando, pero seguía feliz e inmutable; había escuchado La Voz de Dios, mis ídolos.
Fue enorme la sorpresa cuando el 3 de julio de 1973, lanzaron a la venta “Es una nube, no hay duda”, el cual compré con mis pocos ahorros y al ver la contratapa, estaba su foto en una pradera, vestidos con poncho!; corrí a mostrárselo al Negro, nos reímos por semanas contando la anécdota; mi momento de Gloria!.

Los Vacunáo