Sonoto I (4). 05/01/1975

Durante diez días siguió la logística para el viaje; primero fue armar el equipaje, sumando la Sonoto 1 en dos partes, lo más complicado fue plegar el agropol, lo ensayamos varias veces con Cachito y siempre quedaba enorme; además el plástico se iba marcando cada vez que lo doblábamos, así que desistimos por miedo a romperla antes de usarla!, quedó como un bolso grande con dos correas para cargarla tipo mochila.
Con los caños estructurales fue más fácil, entraban justo en una bolsa de arpillera, la cerramos con soga plástica formando algo así como correa para colgarla al hombro; pero cambiamos de idea cuando los levantamos, pesaban demasiado y no había forma de alivianarlos!.
Días después alguien nos comentó, que un camión de Boretti viajaba todos los meses al pueblo de Malagueño, para traer bolsas de cemento; ubicamos al chofer aceptó llevarnos, ya era perfecto, el pueblo está a pocos kilómetros de Villa Carlos Paz. Todos los días nos juntábamos en la Sede, para repasar lo que correspondía llevar a cada uno al campamento; tratábamos de no olvidar ningún detalle, siempre tratando de repartir equitativamente entre los cuatro. Se nos complicó un poco cuando el Negro comunicó que se bajaba, ya que entraba en preparativos para cursar en la Facultad de Medicina y sus padres no aprobaron su viaje a la deriva!. Recalculamos el equipaje repartido en tres y nos mató el resultado; eran tres bultos cada uno incluidas las mochilas!, nada alentador si debíamos caminar mucho.
Partimos desde la casa del chofer a la madrugada, ubicamos todo el equipaje en la caja del camión; nos íbamos rotando dos en la cucheta y uno de acompañante cebando mate. Todo parecía perfecto, hasta que comenzamos a distinguir nubarrones negros y relámpagos en la misma dirección que viajábamos!; a los pocos kilómetros nos alcanzó un diluvio impresionante, tuvo que aflojar la marcha crucero ya que los limpiaparabrisas no eran suficientes y se veía poco la ruta. Por momentos también caía granizo y el ruido era impresionante; así fue casi todo el viaje, hasta que nos enteramos que estaba cortada la ruta por inundación y con variados insultos nos comunica que debemos dar una vuelta de 250 kilómetros para evitar la ruta inundada; en definitiva, de un viaje que debía durar 10 horas terminó en 18, llegando a destino recién a las 22 horas.
Era imposible detenernos a hacer dedo a esas horas de la noche y en el medio de la nada!, así que la mejor propuesta fue pasar la noche arriba el camión y salir al día siguiente temprano. Estacionó en la playa de la empresa, ya se nos habían terminado los víveres y las bebidas, tuvimos que aceptar lo que había!, la cucheta obviamente era para el chofer, así que nos acomodamos en la caja del camión, nos cerró la puerta, ató la lona para que no la volara el viento y comenzó la peor noche de reyes en toda mi vida!

Los Vacunáo