Sonoto I. 07/12/1974

Cinco años planificando el viaje de egresados; cuando por divertirnos durante los últimos años de bachillerato, divagando entre utopías hippies y revolución anti imperialista, no habíamos juntado lo necesario; es más, al comprar el saco para la fiesta, no me alcanzaba ni para el pasaje. Con asistencia perfecta a la Sede del Club Independiente, siempre discutiendo los temas urgentes con El Negro, El Bicho y Cachito, sale la consigna:
_Y si nos vamos a dedo a Villa Carlos Paz, en carpa?. Sonó como todo un desafío!, nos quedamos pensando, imaginando la logística necesaria y perpetrando la explicación a nuestros padres!; ninguno de nosotros disponía de libertad económica, además en mi caso podría resultar contraproducente, no dar los detalles de la aventura. Luego brotó la necesaria pregunta:
_Quien tiene carpa?. Todos al instante, negamos con un simple movimiento de cabeza!. Era el primer problema.
_Mañana averiguo cuanto vale una carpa para 4 personas. Dijo Cachito.
 _Um, debe salir un huevo una carpa de esas!. Al día siguiente volvió con el dato; lo tiró como imposible:
_Si compramos la carpa y dividimos el costo entre 4, no nos queda para viajar!. Sentencia terminal si las hay, siempre será el: “no alcanza la guita”; pero me puse a pensar en las revistas didácticas de mi padre, donde había encontrado como se armaba una carpa tipo canadiense, paso por paso; y sin medir consecuencias largue:
_Y si la hacemos?. El Bicho hizo el gesto característico de “anda a cagar”; consistía en levantar la mano derecha, doblando el codo, casi como peinándose el jopo. El Negro, riéndose bajito como Patán, emitió un:
 _Este Paco!. Claro, era de suponer mi locura, pues nadie en su sano juicio se metería en semejante proyecto. A Cachito le quedó la duda, seguramente recordó mi predilección por las cosas raras, pues desde chico me había ganado el apodo: “Mundo Insólito”; era una serie documental donde relataban filmado, todas esas rarezas ocurridas por todo el mundo y que nunca habíamos visto, ni imaginábamos existían!. Asi que tomándose el mentón con una sonrisa en los labios, preguntó:
_Y con que la vas hacer?.
_Con lona para carpas!, con que si no?. Respondí como si supiera de que hablaba, cuando en realidad eran todas suposiciones mías, nunca había estado, ni siquiera cerca de una carpa canadiense!. _Y donde vas a conseguir esa lona?.
_De Boretti deben tener eso!. Aseveré con total seguridad; pero me quedaron mirando con desconfianza, era obvio que contesté por reflejo y sin pensar.

Los Vacunáo