Sonoto I (5). 06/01/1975

Siempre fue endeble mi salud, sobre todo con los cambios bruscos de temperatura o enfriamientos; casi siempre sufría algo terminado en “itis”: bronquitis, laringitis, sinusitis, otitis y era guardado por días, medicado con jarabes y antibióticos. Pero esta noche, llegaba en pleno enero con temperaturas mas bajas que en invierno, desabrigado, encerrado en la caja de un camión, sin médico cerca, ni antibióticos a mano; solo veía mi fin en este mundo. No podía parar de temblar, pensé que moría de espasmo!; y en un ataque de supervivencia, me levante y empecé a saltar. -Que haces boludo!, vas a despertar al Kuni y nos va a echar a la mierda. _Si no logro calentarme, me muero loco!. Ya no aguanto más el frio, no tengo más que la remera y esta campera de mierda que no abriga nada. _Y que queres?, prender fuego acá arriba?. Aguantá, cuando amanezca tomamos algo caliente!. Tratando de mantener la calma y no terminar peleando con Cachito y el Bicho, me pongo a caminar por toda la caja, pero sin saltar!. _Paco, deja de romper las pelotas!; dejá dormir boludo!. Era imposible pensar, llegué a delirar con que se me congelaría la sangre y moriría como alpinista dormido en posición fetal; en otro ataque de pánico, pretendo salir de la caja y terminar con el suplicio. Fue en vano, estábamos completamente hacinados entre lonas, chapas y hierros; busco subir hasta la parte superior intentando pasar entre la lona y las barandas de la caja, pero para evitar que el viento lo vuele, lo había amarrado con todas las sogas!. Ya totalmente entregado, me tiré al piso y no recuerdo si me desmayé por frio o cansancio; solo que al despertar estaba tapado con la lona llena de tierra; seguramente mis compañeros asustados por mi ataque de locura, decidieron abrigarme de alguna forma!. Cuando nos abrió la puerta, me tiré del camión y juré nunca más subir a un chasis en mi vida. Me costó recuperar la cordura; corría alrededor del camión para calentarme, llamando la atención de todos. _Que le pasa al pibe?. Preguntó el chofer; mis compañeros solo hicieron la típica seña de “está loco”. Ya despuntando el sol, se preparó unos mates, y le entré por primera vez en mi vida al mate en bombilla; siempre le tuve idea a la costumbre argentina, pero con la necesidad de tragar algo caliente, fue más fuerte que todos mis prejuicios!. Una hora después, partimos caminando hacia la ruta para tomar el colectivo. Fue en esa pequeña caminata donde evaluamos fehacientemente, que íbamos con demasiado equipaje; aunque sirvió para recuperar mi temperatura corporal, fue demasiado llegar hasta la ruta, mal dormido, sin desayunar. A los pocos minutos, vimos venir un colectivo y sin demasiadas opciones a equivocarnos, hicimos señas para que se detuviera. La primera discusión fue con el chofer del colectivo: _No pueden subir con todos los bolsos!. _Y que querés que hagamos?, que los dejemos acá?. _Acá arriba no pibe!, pónganlos en la bodega. Y nos descolocó!. _Que bodega?. Claro, para nosotros bodega significaba un lugar donde envasan vino!, ni de ahí relacionarla con el depósito de una embarcación náutica; o con las puertas laterales del colectivo. Al ver que no entendíamos, se bajó a la puerta y nos señaló las manijas de apertura de la mentada “bodega”. _Ah!, este sonoto es la bodega. Dijo el Bicho; cuando la abrió y vimos la cantidad de tierra acumulada en esos baules, nos miramos desahuciados sin reaccionar y el chofer insistió: _Bueno, van a subir o esperan otro?. Creo que cerramos los ojos y tiramos todos los bultos en medio de la mugre, en tan solo treinta segundos!.

Los Vacunáo